Como la mayoría de su trabajo, hay mucho más en marcha de lo que parece en la superficie. En muchas de las pinturas de Frida, los objetos se convierten en Símbolos. La novia es esa muñequita del rincón que se asoma desde la sandía abierta. La fruta se abre. No son dos mitades. Los matices sexuales son bastante evidentes. Los genitales masculinos en los plátanos y los genitales femeninos en la papaya abierta, y todo se combina en un círculo; un círculo del ying y el yang.
Cuando esta pintura en particular se hizo por primera vez en 1939, no incluía a la pequeña novia de la izquierda. La papaya no se abrió. No tenía estos colores brillantes y los matices eróticos que hacen de este un bodegón sexual y seductor. Entonces, todo eso sugiere la influencia de la vanguardia europea en su pintura en la década de 1940. Aunque en realidad no se describía a sí misma como surrealista, estaba absorbiendo esas influencias.
