Pitahayas, 1938 Frida Kahlo

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Pitahayas 1938 Frida Kahlo

El cuadro de Frida Kahlo es un bodegón de cinco pitahayas. La pitahaya es una fruta del desierto con sabor a melón que crece en rocas o en matorrales. Es ovoide con una piel amarilla gruesa que se hincha con excrecencias y protuberancias. El interior es una masa de carne blanca densa y translúcida que contiene muchas semillas comestibles negras pequeñas. A Kahlo le encantaban las pitahayas por su dulzura y jugosidad.

En muchos aspectos, la descripción de Kahlo es realista, incluso incluye dos rocas picadas y cactus redondos para sugerir el hábitat de la fruta. Pero la artista se toma libertades y toma determinadas decisiones que le dan a la naturaleza muerta un significado especial. Primero, estas pitahayas se están descomponiendo; la piel amarilla sana ha madurado en exceso a un rojo anaranjado chillón. Las pieles se han abierto y la podredumbre parda ha aparecido. Una ha sido cortada en rodajas para revelar lo que esperaríamos, la carne blanca y las semillas negras. Pero los cortes son llantas perfectamente redondeadas. Las frutas seccionadas miran fijamente con ojos de otro mundo. Presidiendo las frutas hay un pequeño esqueleto sentado que sostiene una guadaña que lo identifica como la Parca: la muerte misma. Esta figura es una calavera. Está asociado con El Día de los Muertos (El Día de los Muertos), la fiesta más popular de México que comienza durante dos días el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos en el calendario litúrgico católico.

La naturaleza muerta de Kahlo es una meditación sobre la muerte. Debido a su frescura acuosa que puede proporcionar sustento en los terrenos más áridos, la pitahaya es conocida como la «fruta del náufrago». Pero incluso este fruto más vivificante se da a la descomposición. Si es realista en ciertos detalles, esta naturaleza muerta es mágica.